Durante una excursión en un yate, Scott Carey (Grant Williams) queda expuesto accidentalmente a una extraña niebla fosforescente. Días después, comprueba que empieza a menguar en peso y estatura. A partir de ese instante, ante la desesperación y la impotencia de su esposa y los médicos, Scott Carey inicia un insólito viaje a un mundo nuevo plagado de misterios y peligros: nuestro entorno cotidiano.
Con este argumento del propio Richard Matheson, el director Jack Arnold consiguió construir una de las historias más impactantes de la Historia del Cine. Aunque como punto de arranque subyace la innegable genialidad del escritor 
americano, no hay que menospreciar el trabajo del realizador. Famoso y respetado en el ámbito cinematográfico por otros clásicos de la Ciencia Ficción (It Came form Outer Space, 1953 o la Mujer y el Monstruo, 1954), Jack Arnold consiguió elevar el, entonces, subgénero a cotas de alto nivel técnico, otorgándole la madurez que durante años había reclamado de forma merecida.
El resultado es una obra maestra del Cine Fantástico, en el que ambos autores consiguen convertir lo cotidiano en terrorífico y dramático, dejando como legado a la Historia del Cine, algunas de las escenas más imperecederas y memorables. Fijados a la retina del séptimo arte, permanecerá el asedio del gato en la casa de muñecas o la lucha final con la araña, ambos casos magistrales de la perfección técnica con la que se contó en la producción del film, la cuál desembocaría en un éxito, tanto de crítica como de público. Dos mundos a menudo radicalmente enfrentados.
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