La grande bouffe. La gran comilona. Marco Ferreri. 1973

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la gran bouffe

Qué decir de este increible film de Marco Ferreri de 1973. En la wikipedia tiene esta escasita entrada, se nota lo que se nota:

la grande bouffeLa Grande Bouffe (Italian: La grande abbuffata, English: The Grande Bouffe and Blow-Out) is a 1973 FrenchItalian film directed by Marco Ferreri. It stars Marcello Mastroianni, Ugo Tognazzi, Michel Piccoli and Philippe Noiret. The film tells the story of four friends who gather in a villa for the weekend for the express purpose of eating themselves to death. Bouffer is French slang for «eating» (the Italian abbuffata means «great eating»).

la grande bouffeMarco Ferreri won the FIPRESCI Prize given by the International Federation of Film Critics at Cannes Film Festival in 1973.

El guión de la película gira en torno a:

Cuatro amigos unidos por el hedonismo y el tedio más absoluto se reúnen en una mansión con la idea de suicidarse comiendo sin tregua. Pronto añaden a la gula otro pecado capital; la lujuria, y así empiezan a llegar las prostitutas. El sexo obsceno se entremezcla con los cerdos, los quesos, los jamones, el caviar…y cuando todos están cebados, comienzan las deserciones.

Extraemos del blog claqueta.es unos comentarios de  Philippe Noiret y Ugo Tognazzi

“Quizá hay que decir, ante todo, que La gran comilona es la experiencia más “diferente”, más “fuera de libreto”, más fantástica que haya vivido jamás en el campo de la cinematografía, sea por la atmósfera que se llegó a crear durante el rodaje, sea por el tipo de película (una de las más “singulares” que se hayan filmado nunca, en la cual la comida entraba en nuestras interpretaciones actorales así como nuestras interpretaciones estaban estrechamente ligadas a la comida, si no determinadas por ella). Llegamos a la vieja mansión, en el centro de París, algo aislada de los otros palacios, consciente de su importancia; una vieja casa, cuyo jardín abandonado era como un amarillento boa de plumas de avestruz, colocado alrededor de los muros para proteger sus arrugas de las miradas indiscretas, a fin de que pudieran envejecer y morir defendiendo una suerte de pudorosa “privacidad”. Notamos en seguida esa extraña atmósfera de descomposición, a la cual, por otra parte, estábamos preparados por haber leído el libreto. Nosotros mismos debíamos morir, uno tras otro, entre esos muros. Durante los primeros tres días de trabajo nos dimos cuenta de que el director Ferreri nos hacía decir cosas completamente diferentes de las escritas en el libreto. Es mas, dejaba que nosotros mismos sugiriéramos, inventáramos las frases, escena por escena. Y esto ocurrió superando la barrera de presunciones que, normalmente, afligen a los actores. Se creó un clima perfecto, tal vez irrepetible, porque en lo sucesivo nunca ocurrió que un actor se sintiera defraudado si otro tenía más frases que él. Se llegó a establecer una competencia de perfeccionismo y altruismo, de manera tal que, en determinado momento, cada uno cuidaba más del rendimiento de los colegas que del propio. Y así, decidimos romper el libreto. Mientras Ferreri estaba en el jardín, preparando una escena, le cayeron sobre la cabeza las mil hojas del libreto, hechas pedacitos”.

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