El cine ha evolucionado en varios aspectos, algunos de ellos positivos, mientras que otros no tanto.
Hoy en particular comentare cierta indignación frente a las nuevas películas de terror, cuya magia del pasado parece perdida.
Recordemos los clásicos de Vincent Price, las famosas actuaciones de Boris Karloff y esos personajes iconograficos del género.
Los escenarios, adornados con pinturas que representaban misteriosos horizontes, toda la utileria detallada de la época y ese aura mágico del cine de terror clásico.
Eso si era arte.
¿Pero acaso el cine mantiene alguno de esos recursos? No lo creo.
Si bien hay ciertas excepciones, ya no se cuenta con el hechizo añejo que producían las películas.
Ya no existe un icono del terror, como en la época lo hacían los maestros, sin embargo contamos con la existencia del maravilloso Johnny Depp cuyos papeles siempre aseguran excentricismo y misterio. Sin ser él, solo contamos con un puñado de directores que osan mantener el viejo estilo vivo, no en todas sus películas, pero si en su mayoría, como Carpenter, Dario Argento, Clive Barker, etc.
El gran problema viene a la hora de los efectos especiales. Si uno mira por dar un ejemplo “La Maldición del Demonio” podemos ver que el monstruo es un gran disfraz, pero esta ahí, lo sentidos, lo vemos físicamente. Ahora, es más barato crear digitalmente a través del 3d, una criatura similar. La gran diferencia se nota, aunque sea muy “real” no lo es, sentimos la sensación de que esta bien hecho, pero nada más, no hay un hombre tras el disfraz, ni es una marioneta, simplemente, no existe en la escena.
Otro punto negativo en las películas actuales es la falta de una trama original, o repetición de historias.
Ya estoy harto de films, donde un grupo de jóvenes adolescentes van muriendo sistemáticamente por algún error del pasado. Esas tramas son muy superficiales, pero a su vez rentables, ya que generan millones de dolares en facturación.
¿Donde están aquellos anti-héroes atormentados que buscaban la salvación en sus crímenes o venganza? Ya no tenemos seres profundos, ni mentes complejas, sino un puñado de niños malcriados siendo perseguidos por una figura macabra.
Quizás solo algunos sean los guardianes de las viejas costumbres del cine de terror, pero aun así, Hollywood se encarga de arruinar un genero para hacerlo más vendible y consumible por la gente.
